23.9.14

La izquierda zen

A mí me hace mucha gracia la pareja Pablo Iglesias-Tania Sánchez, qué quieren que les diga. No por machismo, sino porque soy una maruja (bueno, creo que decir "maruja" ya es machista). Me hacen mucha gracia las parejitas en general, y las parejitas políticas en particular. Yo tenía una amiga de Convergència que, cuando me anunció que iba a casarse con otro de Convergència, tuvo que resignarse a mi chistecito: "Es que si los de Convergencia no convergéis, apaga y vámonos". También Podemos (Iglesias) e IU (Sánchez) deben converger por la fuerza del amor. Aunque me consta que en IU (quitando a Sánchez y a algún otro) odian a Podemos. Un odio mercantil dentro de la izquierda: "Estos se están llevando a nuestros clientes".

Volviendo a Iglesias-Sánchez (¡lo siento!), no sé exactamente quién le enseñó calma a quién. Yo conocí primero la calma de Iglesias, y luego he visto la calma de Sánchez, y las he identificado como dos calmas de la misma familia. En los otros dos líderes de Podemos, Monedero y Errejón, también se da, componiendo entre todos una gran comuna de la calma. Se me ocurren dos explicaciones: o la ideología selecciona personalidades calmadas, o se ponen la calma para ir a las tertulias como quien se pone corbata. (En Sánchez el símil nos daría una corbata andrógina, lo que ahora mismo no sé si es machista o feminista).

Lo cierto es que destacan. Están logrando transmitir que "la casta" es gritar, que la crisis la han traído unos epilépticos, y que ellos se mantienen fuera de un modo notablemente televisivo. Su exhibición zen está convenciendo a muchos de que ellos lo resolverán todo como unos samuráis. Lo paradójico está en que ese público que los admira, y que les hace tener tirón de audiencia, es el que se echa al fango de las tertulias; algo que ya venía haciendo desde antes de que la izquierda zen apareciera. Al cabo, esta entra en el juego con una novedad que es solo de apariencia, no sustancial. Los tertulianos de Podemos (más Tania Sánchez) aportan modales novedosos, pero tras esos modales se encuentra el pétreo tertuliano televisivo de la actualidad: con sus tópicos, su empecinamiento, su maniqueísmo, sus golpes de efecto y sus simplicaciones. La sabiduría está en otra parte.

[Publicado en Zoom News]